Hoy volvemos con una reseña y en esta ocasión de la que, sin lugar a duda, se ha convertido en mi mejor lectura del año. Un clásico de la literatura universal, la novela favorita de mucha gente y una historia que ha sabido ganarse un lugar privilegiado en la memoria literaria de la humanidad. Os estoy hablando de El conde de Montecristo, de Alexandre Dumas.
Sobre Alexandre Dumas
Y qué os puedo decir de Alejandro Dumas. Creo que, si tan solo me limitase a decir que es el autor de Los tres mosqueteros, El tulipán negro o La reina Margot, ya sobrarían las palabras. Pero bueno, nos detendremos un poco en su biografía.
Alejandro Dumas es uno de los escritores franceses más aclamados de la historia. Nacido en 1802, fue hijo de un militar hijo a su vez de un noble blanco francés y una esclava negra haitiana, de ahí que Dumas heredase de su abuela un tono mulato y que incluso se pueda llegar a leer por ahí que era negro. Al final, el tono de piel no es más que el resultado de un caprichoso juego genético.
Dumas fue un prolífico autor tanto de novela como de teatro, y la demanda de sus obras fue tal que incluso se vio “obligado” a tener que recurrir a colaboradores que lo ayudasen en la elaboración de sus obras. ntre estos colaboradores contaba Auguste Maquet, con quien saltó la polémica al habérsele atribuido la autoría de algunas de sus obras más conocidas, una polémica que Jan nos explica en su propia reseña de El conde de Montecristo.
Es importante que no confundamos a Alejandro Dumas con su propio hijo, llamado igual que él, y autor de una obra tan conocida como La dama de las camelias.
Sobre El conde de Montecristo
Y al igual que sobre su autor, de El conde de Montecristo hay poco que decir, ya que se trata de una historia que, como ya he dicho, es ampliamente conocida.
La novela nos cuenta la historia de una venganza, la de Edmond Dantès, un joven marino marsellés con un prometedor futuro como capitán de navío y a punto de casarse con su amada. A la vuelta de uno de sus viajes, Dantès es traicionado por unas personas a quienes consideraba sus amigos (o, al menos, conocidos), lo que, unido a una serie de casualidades catastróficas para él, acaba con sus huesos encerrados en el castillo de If, acusado de agente bonapartista en un momento en que la monarquía estaba siendo reinstaurada en Francia tras el exilio de Napoleón.
Dantès pasará catorce años en prisión, durante los cuales experimentará todo tipo de estados de ánimo: desesperación, tristeza, melancolía… hasta que conoce al abate Faria, uno de los más grandes personajes de la novela, y que significará el punto de inflexión en la suerte de Dantés.
A partir de ahí, la venganza. Y por supuesto, paro de contar.
Mi visión personal sobre El conde de Montecristo
Me centraré a continuación en algunos aspectos de la novela, tanto positivos como negativos.
Dumas nos presenta en el conde de Montecristo toda una galería de personajes, con los cuales o simpatizamos o rechazamos de plano. Y es esta posiblemente una de las cuestiones más criticables de la novela, el marcado carácter rígido de los personajes: los buenos son muy buenos y los malos son muy malos. Es raro encontrar personajes que muestren contradicciones o con espíritus complejos. En casi todos ellos damos con rasgos muy marcados y estáticos. Eso no significa que no haya personajes que evolucionen. Si los hay, sobre todo, al menos en mi opinión, dos de ellos: Albert de Morcef y el propio conde de Montecristo.
He leído y escuchado en varias ocasiones que El conde de Montecristo es una novela irregular, con altibajos. No puedo estar más en desacuerdo. Debemos tener en cuenta que estamos ante una novela de casi 1300 páginas y que no podemos pretender estar en tensión todo el tiempo; si fuese así nos daría un ataque al corazón. Yo considero que Dumas equilibra bastante bien los momentos más cargados de emoción con aquellos otros en los que se limita a preparar al lector para lo que va a encontrar más adelante.
Lo que no podemos negarle a Dumas es su capacidad para tenernos pegados a la lectura desde la primera página. Y es que, una vez comienzas a leer la novela, ya no puedes parar, estés o no en una parte más intensa que otra. El texto es rápido ágil, con una prosa y estilo que nos invita a devorar un capítulo tras otro.
Pero lo que destaca sobre todo lo demás es la propia historia de venganza de Edmond Dantés. La maestría de Dumas para crear un aparato tan sofisticadamente perfecto — aunque he de decir que en la lectura conjunta hubo compañeros que encontraron ciertas inconsistencias— tiene como resultado una trama que te lleva en volandas hacia el final de la novela. Vemos al conde como una persona inteligentísima, capaz de controlar todos y cada uno de los aspectos de la vida de sus enemigos, y con una capacidad para desencadenar acontecimientos a su antojo realmente sorprendente.
Eso sí, tiene tal cantidad de detalles que, al menos en mi caso, reconozco que muchos se me han escapado, en especial uno que de haberme dado cuenta me hubiese aclarado una duda que tuve durante gran parte de la lectura.
Del final debo decir que no era el que yo hubiese esperado, pero sí uno de los posibles. Aquí he de tener en consideración todo lo anterior que ha venido construyendo el autor, por eso, nunca diré que el final no está a la altura de la novela o que la novela tiene un mal final. En mi opinión no lo tiene. Tal vez un poco decepcionante, pero, como digo, se debe a las expectativas que uno mismo se forma. Insisto, no es un mal final, sino que es uno de los posibles entre lo varios por los que podría haberse decidido el autor. Que sea mejor o peor eso ya depende de cada lector.
Lectura conjunta de El conde de Montecristo
Antes de empezar con El conde de Montecristo he de admitir que de no ser porque el Club de Lectura de La Pecera de Raquel eligió esta novela para realizar una lectura conjunta los meses de noviembre y diciembre, no me hubiese decidido a leer este clásico de casi 1300 páginas, pero al ver que otros la leerían a la vez que yo, pensé que podría ser un buen momento para lanzarme a su lectura. Y, desde luego, no pude tomar una decisión más acertada.
Como ya he dicho en otros vídeos, la experiencia con esta lectura conjunta ha sido una auténtica pasada. Nos hemos reído, hemos discutido sobre la consistencia de la novela, hemos elucubrado todo tipo de teorías sobre hacia donde iría la novela… E incluso nos hemos subido y bajado de la moto en alguna que otra ocasión. ¿A que sí Manuela?
Las compañeras y compañeros de la lectura conjunta han hecho este apasionante viaje de acompañamiento a Edmond Dantés mucho más ameno pero, sobre todo, mucho más rico. A todos vosotros, y en especial a Raquel, muchísimas gracias.
Mira que le tenía yo ganas a este libro. Y es que por mi casa ya tenía un par de ediciones de la novela. La que sacó El País en dos tomos para su colección de novelas de aventuras y otra mucho más antigua de Círculo de Lectores que perteneció a mi abuela Bella y que guardo como oro en paño.
Sin embargo, yo ya había escuchado hablar muy bien de la nueva edición de 2017 de la editorial Navona, con una nueva traducción a cargo de José Ramón Monreal que, al parecer, corregía ciertos errores de la edición original, y que estaba considerada como la mejor traducción hecha hasta el momento, de modo que, de cara a mi cumple, le pedí a mi mujer que me la regalase.
Y aquí comienza una de las grandes polémicas de esta lectura. Vaya decepción. No es que la edición de Navona sea un horror, que no lo es, es una edición preciosa y muy cuidada en lo físico, pero teniendo en cuenta que se trata de un libro que cuesta 45 euros, lo que te encuentras dentro y fuera de sus páginas no está a la altura de ese precio. Me explico.
Yo no voy a criticar la traducción, aunque sí que he encontrado errores de traducción, pero lo que sí voy a hacer es denunciar la falta de mimo puesta en una edición de semejante coste y que, encima, la propia editorial vende como la mejor versión hasta la fecha. La cantidad de errores ortográficos y gramaticales es abrumadora e indigna para una edición de tal calibre. Sé que Raquel lo comentará en el vídeo que haga sobre esta lectura, pero ella os puede decir cuántos fallos hemos encontrado entre todos los participantes de la lectura conjunta en esta edición mega súper guay de Navona. Y adopto ya este tonito socarrón porque a todo esto se suma la actitud de la editorial, absolutamente vergonzante.
Un día publiqué un tuit en el que ponía el foco en uno de estos fallos de la edición de Navona.
¿Una boquete? No es el primer error que encuentro, y no llevo ni 250 páginas. Sinceramente, creo que esta edición se merece una mejor revisión. pic.twitter.com/r9ARMPScut
— El Libropensador | Sergio Redondo (@ElLibropensador) 10 de noviembre de 2020
La respuesta de la editorial estuvo completamente fuera de lugar. Empezó a quejarse de que publicase de manera pública un mensaje de ese tipo y se defendía diciendo —otra vez— que se trataba de la mejor edición hasta la fecha. Les contesté diciendo que no me quejaba de la traducción, ni del formato pero que una edición de 45 euros bien merecía una revisión más a fondo. ¿Resultado? Navona nos bloqueó tanto a mí como a Raquel, que salió en mi defensa, y a quien agradezco enormemente su apoyo en esos momentos.
Bueno, si hubieseis visto lo que este desafortunado episodio desencadenó en el grupo de la lectura conjunta…
La primera regla del Club es no hablar del Club.
El club de la lucha, de Chuck Palahniuk
Y no voy a seguir con esto. Tan solo os diré una cosa: si vais a leer El conde de Montecristo, no compréis la edición de Navona. La editorial no merece sus lectores.
Yo os recomiendo la edición de Akal:
Coda final
Y hasta aquí mi reseña. Si podéis, no dejéis de leer este novelón, por favor. Vais a disfrutar una barbaridad. Habrá momentos que os ponga el vello de punta, os vais a emocionar en ciertos pasajes e incluso sentireis ira hacia algunos personajes mientras que otros os provocarán ternura. Leer El conde de Montecristo es toda una experiencia que, como lectores, no deberíais permitir perderos.
Nada más, nos vemos en el próximo episodio. Ciao!